1/0008 One fin, one god, myself & my surf.

Me llaman Leeze. Tengo vienticinco años y soy surfer. Aunque no pueda viajar voy en busca de la libertad incondicional. La verdad es que no tengo ningún reparo en contar mi manera de ser, por eso estoy aquí.

Vivo el verano con mucha intensidad cuando señor se queda conmigo hasta tarde y hace que todo sea agradable, Los rayos iluminan mi Mercury Coupé de 1950 y en su pintura refleja mi estilo de vida: rey del verano que cabalga por el espíritu libre en busca de paz y amor, el placer simple de amar.
El viejo auto... dentro esta la banqueta delantera. Duermo dentro y como dentro. no me hace falta mas.

...Conocí a Matt cuatro años atrás en un burguer y compartíamos la misma visión, tenía el pelo largo y con mechones rubios peinados hacia atrás. Vestía una camisa de algodón de manga larga aunque hiciera mucho calor, unos jeans cortados por encima de las rodillas e iba descalzo. Bazilaba y ligaba con todas las chicas que se nos cruzaban y no paraba de beber cerveza y fumar cigarrillos. Eramos como dos Surfers fuera de ley sacados del mismo molde. Pero por desgracia estoy hablando de una historia reciente, del hoy en día.
Desafiabamos todos los aspectos y prejuicios de los demás! Sabes? porque no entrar al agua aunque no haya olas? porque no entrar con una tabla de 40 años pesada ? porque no sentarse en la arena y pasar el rato ? Porque llevar tres quillas siempre si sabemos que con una o ninguna bastan ya? -"La verdad, el placer del surf, caminar hasta la punta ponerse recto y disfrutar"- . No lo contábamos entre nosotros y todo era diferente. Esperar en la orilla y sentir la brisa del atardecer en el pecho, el color rojizo del cielo cayendo en nuestras saladas cabelleras rubias,

-señor se va a dormir matt, llega el fin de otro día y mañana nos esperará otro precioso día, si.. que te parece?
- ...Es un placer conocerte leeze.- y la carcajada estalló durante unos segundos.
- Sabes matt...
-que Leeze?
- Me gusta esto, me gusta mi surf.

hubo un silencio pero no era un silencio de esos incómodos, era un silencio de satisfecho porque mientras duraba la conversación al fin señor se escondió en el horizonte y terminaba otro precioso día... Me gusta esto, me gusta mi surf.

Y no nos hacia falta nada mas.

(...)
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